El reloj se ha detenido. El tiempo no perdona.
Muerto yo, la vida seguirá. Mi memoria se habrá desvanecido en el mármol cubierto de ortigas, en la avenida de cipreses donde todos somos iguales ante Dios...
Siempre que finaliza un año, miro hacia atrás y me cubro de recuerdos. Unos recuerdos que parecían olvidados, pero que salen de mi oscuro y polvoriento desván y me susurran palabras venideras. Esta vez quizá las escuche...
Muerto yo, la vida seguirá. Mi memoria se habrá desvanecido en el mármol cubierto de ortigas, en la avenida de cipreses donde todos somos iguales ante Dios...
Siempre que finaliza un año, miro hacia atrás y me cubro de recuerdos. Unos recuerdos que parecían olvidados, pero que salen de mi oscuro y polvoriento desván y me susurran palabras venideras. Esta vez quizá las escuche...
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